sábado, 5 de marzo de 2016

¿Qué tengo que ver yo con un sweater?

“No pretendo repetir aquí todo lo que me dijo, pero deduje de sus palabras que era el genio que presidía sobre los contretemps de la humanidad, y que su misión consistía en provocar los accidentes singulares que asombraban continuamente a los escépticos.”

Edgar Allan Poe –El Ángel de lo Singular.



Durante algún tiempo estuve ofuscado con la idea de que los objetos encontraban variadísimas formas de rebelarse contra los hombres, en especial contra mí, formas más variadas e inteligentes de las que jamás se me podrían ocurrir para defenderme de una rebelión de esa naturaleza. De algún modo, esta virtual insubordinación se me mostraba como un derecho natural que tenían los objetos, uno muy original, muy anterior a mí. Se mostraban inocentes, sus acciones se presentaban como fatalidades propias de las cosas inertes: los que no lograban perderse, se estropeaban, pero siempre conseguían contrariarme. Lo peor de todo era cuando cobraban vida. Eso empezó una noche de tormenta en la que un abrigo colgado cerca de las escaleras de mi casa me saludó al verme subir. En ese tiempo empecé a sospechar con especial consternación de mis sweaters; uno de ellos, según mi convicción, un día se animaría y me estrangularía mientras dormía. Tenía, por entonces, una buena relación con mis sweaters, sobre todo porque estábamos en invierno y el trato debía ser imperiosamente amistoso. Pero una vez pasado el frío pensaba guardarlos bajo llave, para evitar posibles insurrecciones. No quería que se lo tomaran a mal, pero era más cauto encerrarlos con cualquier pretexto y poner llave rápidamente, hasta el próximo invierno, y ver si entonces podía conseguir que me perdonaran. Era necesario asegurarse de que no hubieran confabulado con la ropa de verano; si lo habían hecho, estaba perdido. Mientras tanto, agradecía nunca haber comprado electrodomésticos y que los utensilios de cocina no estuvieran celebrando reuniones en mi ausencia.


Parte siguiente: El mundo de las respuestas sin pregunta

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